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Archive for agosto 2010

Poco antes de las vacaciones, yo trabajaba de office boy en una construcción, era un nuevo condominio y centro comercial con estacionamiento en el país Chacao, antiguamente municipio del estado Miranda. Si bien mi trabajo sólo consistía en hacer mandados, disfrutaba mucho el día y el atardecer paseando con mi casco a traves de todo ese tierrero.

Un día estaba ya atardeciendo lentamente, en eso un helicóptero pasó justo por encima de la construcción, volando relativamente bajo, era un típico helicóptero civil y colgaba de él una caja de madera (crate) como las que hay en los puertos, y de la cuerda ondeaba una bandera de Chile, el helicóptero pasó por error sobre una de las cabillas que brotaba de las columnas del edificio de condominio aún sin terminar, no tocó la cabilla pero el paquete terminó enrredándose y quedándose atado a la cabilla, el helicóptero siguió de largo dejando su paquete chileno en el edificio *aparentemente* por accidente.

Siendo que se hacía tarde, volví a la oficina administrativa, donde usualmente se me encargaban los mandados, era una oficina al aire libre donde el que dirige las obras, con su casco puesto, me pide que recupere el paquete chileno.

Ya que se hacía de noche decidí dejar la tarea para el día siguiente.

Estaba entonces amaneciendo en el lugar, y cuando consideré que habia suficiente luz, me aventuré a subir al último piso del edificio sin terminar y hacer mi tarea, sin embargo no era un viaje de placer ya que el edificio no tenía ascensor, barandas, ni paredes, tan solo pisos y columnas, tenía miedo de caerme.

El paquete en sí, no lo llegué a ver, tocar y mucho menos devolver. Antes de seguir con mi tarea sonó la campana indicando las vacaciones, por lo que me dirigí a mi casa a planear qué hacer en los días de asueto.

Estábamos mi mamá, Yelitza la amiga de mi mamá y yo haciendo todos las maletas, iríamos a México!, Torito y Alcalde me esperan en el DF para ir recorriendo el país entero en coche, pero como a veces al tiempo le da por avanzar a mayor velocidad de la habitual, ocurren retrasos. El día fue infructífero, no pudiendo viajar el día estipulado por no haber salido de casa, no fue que saliéramos tarde, fue que no salimos nunca de casa. Me comuniqué con Torito y Alcalde para avisarles que no me esperaran y que yo los alcanzaría en coche despues, nuestro plan inicial era ir hasta donde estaba Vice en ese momento, en Durango.

Queda la noche y la madrugada de ese día para lamentarse. Recordé entonces cuando en mi casa había una pared en donde estaba Dios, era una pared lejana e intocable, de color rojo y adornada con imágenes y asuntos divinos indescifrables, estar frente a ella era para llenarse de pánico y sentir la ira que Dios estaba teniendo desde el cielo. Esa pared tuvo que ser tapada para que no se tuviera acceso a ella y ella no tuviera acceso a nosotros. Habían otras paredes en la casa del mismo tinte, pero no pertenecian a Dios sino a algunos santos, entre ellos como siempre San Antonio.

Justamente entre la noche y la madrugada hubo una fiesta en casa, ningún rincón de la misma se quedó sin juerga, pisamos cada centímetro cuadrado de la superficie, estaban todos mis vecinos, pero cuál era la razón de todo esto?

Previamente a todo eso, sin previo aviso, surgió un altar en pleno recibo, en él aparecía un santo con un nombre que no recuerdo, pero tenía una pinta parecida a San Antonio, el mismo comenzó a moverse pero no de su lugar, sino bailando desde donde estaba parado y tradicionalmente cargando al niño, al momento me percaté que detras del altar había un espacio libre. Era la noche de la fiesta del santo y sería de él efectivamente, Génesis y los demás vecinos iniciamos un trencito que hizo un memorable viaje por toda la casa, incluso pasando por detrás de la lavadora, todos bailando una canción dedicada al santo de la fiesta.

Una vez agotados nos dirigimos al altar y el santo estaba bailando también, pero poco después de parar la música de sonar, salió de la parte de atrás del altar un chico joven llamado David o Jorge, tenía cara de haber hecho alguna travesura, y cuando le preguntamos no quería admitirlo, pero me parecía que era él quien movía al santo desde las sombras para hacernos pensar que el santo estaba agradecido.

Pasada la noche, viajamos a México al día siguiente.

 

~Fin~

Todo lo anterior es ficción.

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