Feeds:
Entradas
Comentarios

Archive for febrero 2010

Doctora!

Trabajo como hijo en una familia grande, vivimos en una zona privilegiada, tenemos piscina, tengo una gran cantidad de hermanos, hermanitos, en la mencionada piscina solemos hacer competencias de nado todo el tiempo, y nos llevamos bien, todo es echadera de broma sanamente.

De pronto, mi tio tiene que ir a La California, y yo aprovecho de ir con él, pero mi intención es ir a donde el consultorio de la Dra. Posso para que me revise esta tos que tengo desde hace tiempo…y que no se me quiere quitar del todo.

La California se le llama, sin embargo no engaña a nadie, realmente es Los Cortijos, sólo que ahora está un poco más cerca de lo que queda de la avenida Boyacá, si giras a la izquierda bajando por la salida de este Los Cortijos, y te diriges al norte, caerás en Mariches, y un poco más allá estarás en el ávila.

Estando en Los Cortijos, recordé que debo ir primero al Central Madeirense, que se encuentra en el mismo edificio del consultorio de la Dra Posso, para comprar salsa de tomate solamente. Mi plan es dar la vuelta por la avenida caminando, y así caeré directo al edificio donde está el consultorio, el Central Madeirense y el Metro.

Sin embargo el ambiente está un poco caldeado, justamente en esa calle; diviso un enfrentamiento entre unos estudiantes y unos policías, por lo que puedo recordar terminé mezclándome entre los estudiantes (de secundaria) y refugiándome de los perdigones de los policías huyendo hacia el Metro.

Esto es Los Cortijos, sin embargo esta estación es La California, no es la antigua estación de Los Cortijos, sino la vieja estación de La California, alguno se preguntará, cómo llegó hasta Los Cortijos?, probablemente por desplazamiento de corteza terrestre, no estoy seguro. Pobre y sucia, la vieja estación de La California en Los Cortijos, dificil movilizarse dentro de ella, la mayoría de los pasillos fueron de alguna forma comprimidos, las tuberías estaban oxidadas y para escapar de la policía debia de subir niveles por medio de ellas, colgándome y subiendo viejas escaleras oxidadas que estaban por caerse, los estudiantes se fueron por su propio camino, y yo sólo trataba de ingresar al edificio.

Cuando pude ingresar al consultorio de la doctora, tras una intensa huida que culminó conmigo entrando al edificio y cayendo justamente en el consultorio, me anoté en la lista de pacientes y mientras espero aprovecho de ir al Central Madeirense.

Cuando regreso del mismo, la Dra. ya se estaba marchando, la verdad me dio rabio conmigo mismo por haber tardado mucho, ya eran casi las 6pm y era el último en la lista, probablemente la Dra. no examinará mi extraña longeva tos.

Afuera continuaba la rochela entre estudiantes y policías, pero esta vez era más personal entre ellos, era lo que me esperaba si quería montarme en el Metro y volver a casa.

~Fin~

Todo lo anterior es ficción.

Read Full Post »

En mi casa estaba mi tío, un tanto entretenido mirando documentales en National Geographic, mientras que en mi habitación había una Cobra.

Los gatos como siempre curiosos, querían jugar con ella. Esta Cobra no parecía la ordinaria cobra venenosa de la Bharat (La India), tenía algunos colores en su piel, y una extraña estrategia que hacernos pensar que su cabeza es la cola, al menos a mi no me engañaba, su cabeza era gruesa, con la típica pose de las cobras, pero su cola era delgada y puntiaguda, fácilmente distinguible, aún así ella quería hacernos pensar que su cola era su cabeza.

Entonces me puse a razonar un poco; este animal no es para tenerlo en casa, debo tomarlo y largarlo de aquí antes que muerda a alguien o quién sabe qué otra cosa ocurrible, así que me puse a pensar alguna estrategia para tomarla sufriendo los menores daños posibles para ambos. Lo único que se me ocurría era la típica técnica de inmovilizarla un poco más abajo de la cabeza y así tomarla por allí con fuerza para que no pueda voltearse o soltarse y clavar sus colmillos con veneno.

Tomé el bastón de HongSeng, cuya punta es un ariete macizo y con eso sería suficiente para presionar el cuello de la bestia contra el suelo con fuerza graduada de modo que pueda yo actuar, antes de hacer eso debo esperar el momento indicado…

Así que hallé ese momento indicado, la cobra luego de seguir con su autodefensa versus el gato curioso, me dejó una chance para con el bastón de HongSeng aprisionarla contra el suelo, con cautela pero tranquilo me acerqué a ella para tomarla por el reverso de la cabeza, justo cuando la estoy tomando, en ese momento ella se deshace de la presión de la punta del ariete y ejerciendo los sonidos de la naturaleza de la cobra me muerde el brazo 3 veces, con lo cual se encienden mis alarmas de pánico dentro de mi cabeza, solté a la serpiente, pero no al bastón de HongSeng.

Puedo presumir que la cobra escapó a algún lado, pero mi preocupación en ese momento eran las heridas que me había abierto la misma, pude notar que en algunos orificios salía sangre, y también fluido transparente del veneno de la cobra, no me hice un torniquete como (supongo) dictan los cánones sino que esperé un minuto a ver si lograba calmarme…curiosamente al pasar el minuto, de pensar que me iba a morir o a hinchárseme el brazo y ponerse morado, pasé a sentir nada, no me morí, no se me hinchó el brazo, a la final no era tan grave como pensaba, y todo volvió a la normalidad.

De ahí pasé a un día laboral con mi mamá y colegas productores en mi productora de audiovisuales, nuestra misión debía ser ejecutada en un concurrido centro comercial de la capital, la llamamos “Misión Zapatón” y era para un comercial de televisión, dirigido por mi.

Debemos tomar a alguna señora que ande con su niño pequeño, y convencerla que nos preste a su hijo para filmar la parte de entrada a la zapatería, y en breve conseguimos a las “víctimas”, la señora con algo de desconfianza nos prestó a su hijo, primero debía entrar él a la zapatería, solo y posteriormente debía ingresar ella.

Fué como si supieran bien qué hacer, primero entró el chiquillo a la zapatería, con gracia y soltura, posteriormente su madre y representante a la vez. Terminada la tarea mi mamá y yo nos dispusimos a escoger un par de zapatos para mi, que tengan sentido con la ropa que cargo, que me sirvan por un buen tiempo mismo, aunque la verdad, yo estaba más pendiente de analizar la zapatería arquitectónicamente.

Entre estar probándome algunos modelos que me gustaban, terminé mirando al techo, donde habían espejos y luces, arrastrando en mis pies unos lujosos zapatos color ébano, con costuras delicadas, con trenzas eso sí, pero aunque odio los zapatos con trenzas, se los perdonaba sin problemas, lo único es que eran de talla 45, siendo que me quedaban grandes por poco.

Uh oh, he aquí un problema, ya casi son las 5pm y es hora que todos los negocios cierren, incluida la zapatería, así que he de escoger si quedarme con los “zapatos muy grandes” o hallar el tamaño adecuado para mi. La gente empezaba a marcharse.

Ya que iban a cerrar la zapatería, debía escoger rapidamente, quedarme con estos zapatos muy grandes y maravillosos o ir a buscar el par de mi tamaño antes de irme, y pues prefería mejor tener dos zapatos que me queden, con su caja, que irme con unos zapatos muy grandes, así que fui a donde el vendedor que me atendía y me dijo;

Agarra ahí la caja esa, es la que tiene dos zapatos de ese mismo modelo.

Entonces tomé la caja y al abrirla, sorprendentemente me encuentro dos zapatos cuyo sabor visual era a leche condensada mezclada con frailejón, usaban trenzas, siendo que no me gustan los zapatos con trenzas, color beige, y para colmo más pequeño que los “zapatos muy grandes”, borrosamente pude ver en un principio decían que la talla era “37” lo cual me pareció errado, al voltear bien los zapatos logré ver con propiedad que decían “43”, pero yo estoy en el medio del 43 y el 45, no era la mejor idea quedarme con ellos pero el vendedor no me permitió manifestarle la problemática, me apuró para que me los pusiera, a lo que yo pensaba “ah pero si me quedan pequeños cómo porra queréis que termine de colocármelos?”

Ya apagaron las luces de la zapatería, eran apenas las 7pm pero había que irse, me fui con mi mamá y nos sentamos en unas sillas vacías que habian cerca de una fuente de soda. Estaba yo caminando con los zapatos a medio poner, una vez sentados traté de acomodarme los zapatos muy pequeños como pude, ni lengua tenían los muy patéticos, pero eran entonces mis nuevos zapatos de ahí a lo que quedó de aventura.

~Fin~

Todo lo anterior es ficción.

Read Full Post »

Estuve en algo así como la avenida principal de un barrio, con Cyrano Fernández, mirando hacia la otra calle mientras los coches circulaban con la afluencia típica de una comunidad despertando y saliendo a trabajar, en la calle del frente, si los coches lo permitían podía divisar algunos garages y algunos locales, había uno en particular cuya puerta era pequeña y de madera, como la de un baño, y adentro no había luz, era un cuarto oscuro.

A lo lejos en la otra calle podiamos ver a Alba, parada cerca del portón de dicho barrio, el portón era un poco como la puerta de “Welcome to Jurassic Park” pero más baja. Con la afluencia de vehículos se nos escapaba de la vista a Cyrano y a mi, tampoco podíamos ver la puerta de madera si algún coche se atravesaba mismo, pero quién estaba del otro lado de la pequeña puerta?

Yordano, aquel famoso cantante del pelo rizado, entre los cinco grandes de la música pop producida localmente de antiguas épocas: Franco De Vita, Ilan Chester, Yordano, Sergio Perez, Frank Quintero. Despues de años sin producir nada, se dedicó al comercio ambulante, era común verlo por estas calles vendiendo chucherías que colocaba a la vista en una caja de herramientas de color azul y gris, pero últimamente de unos pocos años para acá se mete en ese cuarto a venderlas desde allí, con algo de desgano…Ilan Chester anda en las mismas pero en otro tipo de negocio según me dijeron.

Se hizo de noche, y era hora de usar el Metro, habiendo en esta Caracas del futuro tantas líneas, entrelazándose con otras líneas, y cada día progresando la construcción de las nuevas estaciones, y esta noche salí tomando la típica ruta hacia el sur de la capital, atravesando la estación Parque del Este, pasando por la sombría transferencia hacia La Hoyada, luego un poco más cerca de Hoyo de la Puerta, las estaciones y sus rutas al descubierto que eran parecidas a Petare pero sin vidrios, sino con rejillas, hasta llegar a la parcial estación París.

La estación París era la nueva estación estandarte símbolo del Metro de Caracas, fue ideada para desembocar en algo así como entre San Antonio y Los Teques, en una zona en franco crecimiento económico, la estación París contenía varios pisos, varios edificios de utilidad para el ciudadano, y no tan lejos de allí había una réplica de la Torre Eiffel, cuando desembarcamos aún dentro de la estación el cielo comenzaba a aclararse, los obreros aún trabajaban mientras amanecía, eran, calculo yo, las 4’40 am.

Las escaleras, aún con las cabillas al aire, llevaban hasta el bello vestíbulo de la estación, dentro de dicho vestíbulo esperamos el ascensor, que aún no era un ascensor completo, era un ascensor de obreros, pero por lo pronto eso es lo que hay en funcionamiento, subí al tercer piso pues ahí hay un mirador para observar toda la obra, y a mano derecha, en el mismo piso, funciona un Cine. Una vez llegado al tercer piso tuve que asistir a otro ascensor que transportaba obreros pues debía ser jalado por un mecate.

Me hizo acordar cuando una vez en Los Dos Caminos, en la época cuando ese lugar había quedado deshabitado y con sus calles sucias, vi en los edificios administrativos de MetroCA la maqueta de la futura estación París, tan apoteósica, tan esplendorosa, y tan tranquila, aún faltaba terminarla para ser un verdadero paraíso mismo.

De regreso a la comuna, estaba la gente en los preparativos para un partido de fútbol, jugaba la selección nacional y había que ir a apoyar al estadio, debíamos ir todos de rojo, pero mientras todos estaban ensayando las notas del himno socialista, fui a comprar chucherías donde Yordano, entreabrió la puerta y hablé con él, le saludé, tomé unos chocolates y en eso me encontré con una vieja amiga que hizo una pequeña gran travesura mientras yo no estaba presente.

Tengo que comentarte algo; me embaracé de Yunior –me dijo

Ae, pero cómo es esto posible? es decir…Yunior es un niñito (ficticio) de 10 años de edad, y esta amiga tendría unos 21 años, cómo hace un niño de 10 años para lograr algo así? vamos! son más de diez años!

De la sorpresa olvidé que tenía un chocolate que me había llevado de Yordano, pero no había pagado por él, así que de estar en la cocina, lavando un pantalón a mano en la batea de granito, fui de nuevo a donde Yordano para pagarle, en el camino me encontré con José Gregorio, sorprendentemente me decía que desde ahora contáramos con él como alguien más que apoya el fútbol nacional; eso significa que iría al partido también.

La marcha que iba al estadio se podia ver por el radar de la caseta de vigilancia del personal de nuestra estación del Metro, somo si se tratara de un rectángulo de pixeles rojos ordenados y equidistantes uno a otro, y entre ellos debía estar yo, subiendo las escaleras mecánicas junto con ellos.

Finalmente ha llegado la hora del partido, vamos todos de rojo, junto a la fanaticada, como un regimiento, ordenados todos en filas y columnas, cada cabeza es un cuadro, y cuando iniciamos la marcha hacia el estadio, cantamos el Himno de la República Socialista…

Lástima que cuando empezamos a cantar el himno, me percaté que no podía yo salir a la calle en este estado, con una franela roja pero con pantalón de pijama de algodón, entonces rapidamente busco uno que sea rojo entre el viaje de ropa misma que poseo en mi closet, pero no consigo ni uno, así que tuve que conformarme con uno azul que al menos no parecía pijama, pero oh cielos, tampoco puedo ir al partido con estos interiores imperialistas, oh mirad! he aquí unos rojos, muy bien usaré los rojos, las medias! tampoco puedo ir a un partido de la selección socialista con estas medias imperialistas debo ponerme aquellas que parecen nuevas al menos!… vaya enrredo.

~Fin~

Todo lo anterior es ficción.

Read Full Post »

Mineral Museum

Plaza Venezuela – Caracas, año 20XX

Un bonito y pequeño puente de madera en Plaza Venezuela te conectaba con lo que antes era el Museo natural de Ciencias…o Museo de Ciencias Naturales, o Natural Museo de Ciencias, o Naturaleza y Ciencias de Museo, no recuerdo cómo se llamaba, hoy en día es un Museo, pero aún no sabía de qué, así que decidí ir allá con mis familiares.

En un principio al cruzar el puente, la atmósfera se tornó fria, azul, oscura, como entrando a una cueva de hielo, el piso se iluminaba y no había luces artificiales en el techo, el suelo era como vidrio y azulado, al llegar al centro del salón hallamos una mesa redonda de vidrio, sobre la cual habían varios minerales en muestras para exhibir…

Bienvenidos al Museo Mineral de Minerales.

Tenía toda clase de minerales por los pasillos, en la mesa hallé Turmalina, Quarzo rosado, muchos tipos de minerales reales, en fin.

Qué controlaba tal lugar?, dónde estaba el cuarto de vigilancia, con las cámaras, y los controles de las puertas y luces?, a veces la compañía en el lugar me era más importante que ver los minerales, más importante que la música de fondo, si había alguna claro, aunque sin perder la noción del sitio en el que me encontraba, deseaba estar un tanto solo, para compartir…Qué raro sonó todo eso!

Los fines de semana soy un personaje perseguido por la injusticia, me quieren meter preso, me espian, esta noche estaré seguro en el museo mineral pero mañana en la mañana deberé atravesar el campo deportivo aledaño para llegar hasta el otro edificio, donde estaré más seguro, para luego formar señales en el piso con el nombre DJ_ARNOLD, así mi amigo podrá venir en su helicóptero y recogerme y sacarme de allí.

Pasé la noche en el museo y al día siguiente crucé el campo deportivo, habían algunos actos culturales, un torneo de tennis infantil organizado por la alcaldía bolivariana, megáfonos sonando, mujeres poniendo orden, todo esto para llegar a mi destino, las instalaciones de los Castillos de Cartón, sede espejo (es decir, algo así como una sede clonada, copia de la original pero ubicada en otro sitio) de concreto armado que sirve como lugar para dar clases.

Bienvenidos a las instalaciones de los Castillos de Cartón, torre segunda, entre una cancha de tennis que sirve para jugar ping-pong y parte del barrio que la rodea, funciona allí una capilla, varios pisos con salones de clases en los que no siempre daban clases, sino que eran empleados para preescolar, o a discreción del colegio católico que allí (presuntamente) funcionaba.

Mientras yo seguía esperando a alguien dentro del salón, llega Oriana sorpresivamente entrando por la puerta grande del salón del piso más alto, vestida casual y con lágrimas en los ojos, “pobre qué le habrá pasado” pensaba yo, se aproxima a mi puesto y simplemente me dice, llorando:

Javier, podemos hablar?

Siendo que podría tratarse de algo serio que le habia ocurrido, accedí, pero ella entonces se marcha del salón y yo decido seguirla, sin decirme a dónde quiere que vayamos bajó las escaleras unos cuatro pisos, y le seguí hasta que ingresó a un salón donde estaban dando clases, así que allí entré, hice señas hacia arriba para las personas que me buscaban cuando estaba allí hace un momento, les pedí que me esperaran.

Entrando al salón, hay un sujeto calvo dando clases de religión, dado el que no estuve precisamente invitado me sentí algo extraño allí, los alumnos eran jóvenes, Oriana estaba sentada en un pupitre al lado de un chico más o menos de su edad, con cabello rizado y corto, quizás hasta un poco menor que ella, ambos tenían un manojo de cartas (naipes) en las manos, cuando me siento al lado de ambos noté que los alumnos con las cartas seguían las instrucciones del profesor, obtuve mi propio manojo de cartas pero no seguía las instrucciones ya que apenas estaba allí para ver qué me tenía que decir Oriana, cosa que nunca ocurrió, veo que ella y el chico hicieron una especie de figura de cruz con los naipes y el profesor, al ver que yo no la hacía, reventó en furia y me increpó e insultó delante de todos.

Tal humillación desató mi furia, con lo cual tomé un rotafolio enrrollado que había al lado de mi asiento, me levanté y como si se tratase de un bate de béisbol se lo enseño al profesorito, no sabéis las ganas que tenía de aplastar esa arrogancia, la soberbia como mi enemiga se personifica en ese sujeto, pero se le ocurrió responder, con ironía, con lo cual me acerqué e hice como que bateé en él, pero en realidad lo hago contra el pizarrón, capturando su cabeza entre el pizarrón y el rollo…

Y de ahí? crees que con eso me espantas? –me responde.

Eso sólo alimentó mi molestia, parecía que hasta lo hacía a propósito, quería un enfrentamiento? le pregunté en voz baja por qué lo hacía… le lancé sus naipes en la cara, le aseguré que no había motivo para obligarme a hacer lo que él dijese, pero el resto del alumnado se veía apoyando al profesor en lugar de apoyarme a mi, parecían estar contentos, conformes y de acuerdo con su soberbia, bando de subordinados que sois, aula nefasta, vergüenza académica…

Me retiré con prudencia y un infierno por dentro.

~Fin~

Todo lo anterior es ficción.

Read Full Post »